domingo, 28 de junio de 2015


PUEBLO ELEGIDO

Estamos enredados en una dialéctica inmadura; en una confrontación pueríl sobre quién puede más, quién ofende más y quién resiste más, en un foro global que excede el ámbito geográfico en que surgió.
Judaísmo, Cristianismo e Islamismo, todas las religiones del Libro, se han extendido más allá de las fronteras. Aunque la primera, enferma de soberbia y terca en su inmanencia, ha desdeñado a los gentiles por no haber sido nunca “elegidos por Dios”.Y cristianos e islamistas han hecho bandera del proselitismo ideológico hasta más allá de la apología civilizada. Mas los primeros padecieron el sarampión de las guerras de religion con la Reforma dejando secuelas hasta en los recientes conflictos del Úlster, mientras que los musulmanes más expansionistas, no han superado todavía a estas alturas la pugna entre “sunitas” y “chiítas” a la que se han ido incorporando corrientes, tendencias y herejías a lo ancho de los cinco continentes.
Es cierto que los judíos ortodoxos han hecho un oficio del Talmud y la Torá en los “yeshivot” de los rabinos, pero la “madrasa” ha acogido los estudios coránicos preservándolos de las nuevas disciplinas y las técnicas, de mano de los imanes. Así es que, mientras en Israél el judaísmo esta circunscrito a los ultraortodoxos, al tiempo que otros pueden declararse ateos sin menoscabo, para los musulmanes no hay gentiles sino infieles, y los infieles están siempre expuestos a sus iras. Ese es el drama y la razón de su retraso. El admirable y “progresista” califato de Córdoba no pudo resistir que las sucesivas oleadas invasoras constituyesen una rémora que lo lastrara en vez de suponer un impulso civilizador, tanto con los bereberes conversos, los almoravides, los almohades, los benimerines y los watásidas. Pero aún dudando del sentido del humor de los creyentes y de todas las militancias en general, no es ya de justicia sino de elemental educación ser respetuoso con algo tan íntimo y sutil como las creencias de los demás. Y más entre quienes blasonan de demócratas, tolerantes y abiertos. Por eso es razonable suscribir las manifestaciones del Papa Francisco cuando pidió respeto para todos, aunque algunos hicieran un mohín de discrepancia. Vino a decir que esta muy mal reaccionar con violencia, pero que si un viandante cualquiera alude a la madre que parió a uno, puede esperarse un bofetón. Otra cosa es que sea blasfemo representar al Profeta.
Es cierto que la salvajada contra los dibujantes de “Charlie Hebdo” en Paris es una acción incalificable y odiosa que no tiene disculpa. Pero se entiende que una célula fanática, radicalizada e instruída en el odio por delincuentes sin progenie como Coulibaly y los Kouachi, unos marginales sin futuro, deséen ser alguien en el Estado Islámico del Bagdadí, o en la rama yemení de Al Qaeda, que ha reivindicado últimamente la hazaña en pugna por ser más. También ellos quieren ser “elegidos”.
Darío Vidal
20 / 01 / 2015

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