PUEBLO
ELEGIDO
Estamos
enredados en una dialéctica inmadura; en una confrontación pueríl
sobre quién puede más, quién ofende más y quién resiste más, en
un foro global que excede el ámbito geográfico en que surgió.
Judaísmo,
Cristianismo e Islamismo, todas las religiones del Libro, se han
extendido más allá de las fronteras. Aunque la primera, enferma de
soberbia y terca en su inmanencia, ha desdeñado a los gentiles por
no haber sido nunca “elegidos por
Dios”.Y
cristianos e islamistas han hecho bandera del proselitismo ideológico
hasta más allá de la apología civilizada. Mas los primeros
padecieron el sarampión de las guerras de religion con la Reforma
dejando secuelas hasta en los recientes conflictos del Úlster,
mientras que los musulmanes más expansionistas, no han superado
todavía a estas alturas la pugna entre “sunitas”
y “chiítas” a
la que se han ido incorporando corrientes, tendencias y herejías a
lo ancho de los cinco continentes.
Es
cierto que los judíos ortodoxos han hecho un oficio del Talmud y la
Torá en los “yeshivot”
de los rabinos, pero la “madrasa”
ha acogido
los estudios coránicos preservándolos de las nuevas disciplinas y
las técnicas, de mano de los imanes. Así es que, mientras en Israél
el judaísmo esta circunscrito a los ultraortodoxos, al tiempo que
otros pueden declararse ateos sin menoscabo, para los musulmanes no
hay gentiles sino infieles, y los infieles están siempre expuestos a
sus iras. Ese es el drama y la razón de su retraso. El admirable y
“progresista”
califato de Córdoba no pudo resistir que las sucesivas oleadas
invasoras constituyesen una rémora que lo lastrara en vez de suponer
un impulso civilizador, tanto con los bereberes conversos, los
almoravides, los almohades, los benimerines y los watásidas. Pero
aún dudando del sentido del humor de los creyentes y de todas las
militancias en general, no es ya de justicia sino de elemental
educación ser respetuoso con algo tan íntimo y sutil como las
creencias de los demás. Y más entre quienes blasonan de demócratas,
tolerantes y abiertos. Por eso es razonable suscribir las
manifestaciones del Papa Francisco cuando pidió respeto para todos,
aunque algunos hicieran un mohín de discrepancia. Vino a decir que
esta muy mal reaccionar con violencia, pero que si un viandante
cualquiera alude a la madre que parió a uno, puede esperarse un
bofetón. Otra cosa es que sea blasfemo representar al Profeta.
Es
cierto que la salvajada contra los dibujantes de “Charlie Hebdo”
en Paris es una acción incalificable y odiosa que no tiene disculpa.
Pero se entiende que una célula fanática, radicalizada e instruída
en el odio por delincuentes sin progenie como Coulibaly y los
Kouachi, unos marginales sin futuro, deséen ser alguien en el Estado
Islámico del Bagdadí, o en la rama yemení de Al Qaeda, que ha
reivindicado últimamente la hazaña en pugna por ser más. También
ellos quieren ser “elegidos”.
Darío Vidal
20
/ 01 / 2015
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