EL
ARGUMENTO DE LA ABUELA
Si algo de
primaveral tiene este balbuciente mayo de estío es el revuelo de los
pájaros, no porque la promesa de la floración traiga la espe-ranza
de la cosecha, sino porque los lemas, los vocéos y las ofertas,
hacen jugar a las cuatro equinas a las bandadas de gorriones
madrugadores que ventéan elecciones y precisan realojarse sin
reparar en que “la antipolítica es aventurerismo o es fascismo”
como decía el expresidente uruguayo José Mujica esta misma semana
en Buenos Aires, al presentar su biografía “Una oveja negra al
poder” de Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz.
El toque de
arrebato de los logreros malogra y desvirtúa el propósito de
idealistas, filántropos y soñadores con el señuelo del lucro.
Mújica, ese santo láico y ateo al que ha sustituido Tabaré Vázquez
en la gobernación del Uruguay , ha advertido recientemente que
“tenemos dentro un flagelo de carácter ético: cuando el afan
de hacer plata se mete en política, mata a la izquierda”. Otras
veces la política actua de modo mas sanguinario e inmisericorde,
como sucedió con Salvador Allende ascendido al cielo por el
criminal cuartelazo de Augusto Pinochet, o más moderadamente cuando
Raúl Castro pronostica que volverá a rezar si el Papa Francisco
seguía así
Ayer
estuvimos atentos a la conmovedora entrevista televisiva de Jordi
Évole en la Sexta TV al ex-etarra Iñaki Rekarte. Fue una
excelente y respetuosa entrevista del periodista y una impresionante
confesión del per-sonaje, desechando prejuicios, clichés,
diabolismos y “buenismos”. Después de un lustro de reclusión
reflexiva el entrevistado estaba maduro, pero fue su novia, una
gaditana que hacía las prácticas como asistente social en el penal
del Puerto, al saltar por encima de lo “politicamente correcto”
al ir conociéndolo, lo que le hizo descubrir que su vida había sido
una patraña. Fue el milagro del amor que intuyó el poeta romántico
José Zorrilla en la conversión de Don Juan, desposeyendo al relato
de la ganga literaria con que suelen aliñarse esos cuentos.
Decía
Ortega que el Amor era un “genero literario” y
puede que lo sea en lo más superficial del fenómeno. Pero para ese
propósito es nece-saria una conversión que mude el sujeto de la
acción desde el Yo al Tú. Y eso no es fácil sin un renacimiento.
Una abuela
mía muy graciosa y ágil de ingenio, venía rehuyendo hacía tiempo
a un petimetre deslumbrado por su prestigioso atractivo, hasta que en
un descuido le declaró su amor: “Mira, yo creo que te convengo
porque soy trabajador, no bebo, no fumo y no me gustan las mujeres”.
“Pues mira, maño -le respondió- lo primero esta bien
aunque no es lo primero, pero los que no beben no tienen fuerza, los
que no fuman no son galanes (apuestos) y si no te
gustan las mujeres ¿para que me quieres a mi?” Fue
la burla que merecía quien no había entendido nada.
Darío Vidal
12
/ 05 / 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario