lunes, 29 de junio de 2015


EL ARGUMENTO DE LA ABUELA

Si algo de primaveral tiene este balbuciente mayo de estío es el revuelo de los pájaros, no porque la promesa de la floración traiga la espe-ranza de la cosecha, sino porque los lemas, los vocéos y las ofertas, hacen jugar a las cuatro equinas a las bandadas de gorriones madrugadores que ventéan elecciones y precisan realojarse sin reparar en que “la antipolítica es aventurerismo o es fascismo” como decía el expresidente uruguayo José Mujica esta misma semana en Buenos Aires, al presentar su biografía “Una oveja negra al poder” de Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz.
El toque de arrebato de los logreros malogra y desvirtúa el propósito de idealistas, filántropos y soñadores con el señuelo del lucro. Mújica, ese santo láico y ateo al que ha sustituido Tabaré Vázquez en la gobernación del Uruguay , ha advertido recientemente que “tenemos dentro un flagelo de carácter ético: cuando el afan de hacer plata se mete en política, mata a la izquierda”. Otras veces la política actua de modo mas sanguinario e inmisericorde, como sucedió con Salvador Allende ascendido al cielo por el criminal cuartelazo de Augusto Pinochet, o más moderadamente cuando Raúl Castro pronostica que volverá a rezar si el Papa Francisco seguía así
Ayer estuvimos atentos a la conmovedora entrevista televisiva de Jordi Évole en la Sexta TV al ex-etarra Iñaki Rekarte. Fue una excelente y respetuosa entrevista del periodista y una impresionante confesión del per-sonaje, desechando prejuicios, clichés, diabolismos y “buenismos”. Después de un lustro de reclusión reflexiva el entrevistado estaba maduro, pero fue su novia, una gaditana que hacía las prácticas como asistente social en el penal del Puerto, al saltar por encima de lo “politicamente correcto” al ir conociéndolo, lo que le hizo descubrir que su vida había sido una patraña. Fue el milagro del amor que intuyó el poeta romántico José Zorrilla en la conversión de Don Juan, desposeyendo al relato de la ganga literaria con que suelen aliñarse esos cuentos.
Decía Ortega que el Amor era un “genero literario” y puede que lo sea en lo más superficial del fenómeno. Pero para ese propósito es nece-saria una conversión que mude el sujeto de la acción desde el Yo al Tú. Y eso no es fácil sin un renacimiento.
Una abuela mía muy graciosa y ágil de ingenio, venía rehuyendo hacía tiempo a un petimetre deslumbrado por su prestigioso atractivo, hasta que en un descuido le declaró su amor: “Mira, yo creo que te convengo porque soy trabajador, no bebo, no fumo y no me gustan las mujeres”. “Pues mira, maño -le respondió- lo primero esta bien aunque no es lo primero, pero los que no beben no tienen fuerza, los que no fuman no son galanes (apuestos) y si no te gustan las mujeres ¿para que me quieres a mi?” Fue la burla que merecía quien no había entendido nada. 
 
Darío Vidal
12 / 05 / 2015

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